La cifra es contundente: las falsas bajas laborales cuestan mil millones de euros cada año a la Seguridad Social. O lo que es lo mismo, nos suponen una enorme cantidad de dinero y tomadura de pelo al resto de trabajadores. Y es que en nuestro país más del 20% de las personas que están de baja fingen su estado para prolongar la baja o recibir una indemnización; una picaresca que llega a sobrepasar todos los límites de la imaginación. Entre los casos más sonados, el del hombre que se dejó convencer por su familia para amputarse un brazo tras suscribir hasta 8 pólizas. El defraudador no consiguió su objetivo: cobrar 600.000 euros a partir de esta forma tan fraudulenta como dolorosa.
Defraudadores que trabajan de extranjis en la misma empresa o en otro negocio estando de baja; supuestos afectados que realizan actividades imposibles según su condición (una cojera que se cura de repente para realizar una maratón; una persona impedida por mareos que redondea su nómina como tripulante de barco; otra que no puede moverse pero que es la que más salta en las fiestas…). Las historias de estas estafas son de lo más variopintas, según la experiencia de nuestros detectives privados especializados en destapar bajas laborales fingidas. Lo recordaba Juan Carlos Delgado, Detective Privado y Ceo de Detectib, durante su intervención en el programa televisivo “Viva la Vida”, mientras apuntaba que la finalidad del defraudador suele ser ingresar una paga, estar más tiempo de baja o cobrar doblemente (trabajando en otro lugar).
Las investigaciones de los detectives destapan al defraudador en aproximadamente la mitad de los casos, con el consecuente despedido del empleado. A las aseguradoras les sale bien a cuenta la contratación de un profesional especializado en casos fraudulentos: los seguros reciben un retorno de 48 euros por cada euro que invierten en investigar estafas.
El perfil del defraudador en España
Detectib cuenta con detectives privados repartidos por las distintas provincias, que se enfrentan anualmente a cientos de investigaciones por fraudes laborales encargadas por mutuas y empresas. La experiencia de estos profesionales permite hacer una clara radiografía del perfil del defraudador: persona de entre 35 y 50 años, descontenta con su situación laboral, que se considera mal pagada y engañada por la empresa. Según Delgado, este trasfondo “le lleva a engañar a la entidad como respuesta a sentirse engañado y a crear una profesión paralela que es la del defraudador, con la que en realidad se está burlando de todos. Algunos son auténticos profesionales”.
La labor de los detectives es fundamental para cambiar las tornas del juego. Sin tener en cuenta las cifras del resto de delegaciones, solo el equipo de Detectib Mallorca investigó 776 casos por fraudes laborales en 2018, de los cuales el 80% resultaron ser bajas falsas. Por sectores, los más afectados fueron servicios/hostelería, construcción e industria.
En todos ellos, los investigadores actuaron con una minuciosidad y una discreción exquisita, haciéndose valer de los últimos avances tecnológicos para destapar al defraudador sin ser descubiertos. A las labores de seguimiento y a las tareas de investigación completadas a través de distintas fuentes (redes sociales entre ellas) se sumaron otras más técnicas como la utilización de cámaras fotográficas con wifi para captar las evidencias necesarias.