Los detectives privados no visten con gabardina y sombrero, ni se ocultan tras métodos ridículos, ni enlazan apasionadas historias de amor a velocidad de vértigo ni se dejan caer por norma en hoteles cochambrosos. Todo ello lo dejan para los detectives de ficción, que tantos buenos momentos nos han dejado- y dejan- en la retina. Al margen de ello, hoy nos encontramos frente a investigadores privados muy profesionales, con una completa formación académica y una serie de cualidades que les hace triunfar en historias reales. Durante su día a día se enfrentan a casos de investigación de todo tipo, pero lo que nunca cambia (sí varía) es el vocabulario que utilizan. Recopilamos las expresiones TOP de un detective privado; aquellas palabras más comunes que es verdad que en muchos casos nos suenan del mundo de la ficción.
> Caso: Se refiere a la situación, acontecimiento o suceso en torno al cual gira la investigación del detective privado. La lista es muy amplia pero, por ejemplo, teniendo en cuenta los trabajos más frecuentes de Detectib destacan las investigaciones laborales relacionadas con bajas fingidas, hurtos y robos internos, accidentes de tráfico, comprobación de curriculums, rendimiento laboral y mobbing. Otros supuestos son aquellos relacionados con la búsqueda de personas desaparecidas, blanqueo de capitales, modificación de medidas de divorcio, localización de bienes, infidelidades etc.
> Testigo: Es la persona que está presente en una acción o acto, con o sin el propósito de dar testimonio de lo ocurrido. En estos casos, la labor de los investigadores privados es encontrar a testigos que supongan un interés para la resolución de una controversia. Ahora bien, no siempre es legal pedir esta búsqueda a una agencia de detectives para localizar a una persona. Es necesario que el interesado en la localización tenga una relación directa con el testigo, ya sea familiar, jurídico, laboral… Los casos más trabajados en este sentido tienen que ver con temas vinculados a deudores, notificaciones judiciales, robos etc.
> Prueba: Es la evidencia material, hecho, argumento o suceso con el que se acredita o se intenta acreditar que algo es de una manera y no de otra. Estas evidencias son valoradas por los abogados por su validez ante los tribunales. Los detectives privados utilizan distintos medios, siempre respetando la más estricta legalidad, para aportar documentos, vídeos, fotografías… que sirvan al respecto. Recalcar que no se pueden utilizar estrategias o técnicas que atenten o puedan atentar contra la intimidad, el honor, la imagen o el secreto de las comunicaciones. Si es así, la correspondiente prueba dejará de tener validez en un proceso judicial.
> Investigado: Es la persona a la que investiga el detective privado. Ahora bien, como hemos indicado, este profesional no tiene carta blanca para resolver los casos, sino que se debe a unos criterios normativos. Los investigadores, por ejemplo, están habilitados para obtener información y pruebas sobre conductas y hechos privados; aquellos que afecten al ámbito laboral, mercantil, económico, financiero y a la vida personal, social y familiar.
> Juicio: Es el proceso en el que se juzga un delito sobre el que va a recaer una sentencia. El papel de los detectives es fundamental en estos escenarios, ya que suelen trabajar en estrecha colaboración con bufetes, abogados independientes y abogados de mutuas y seguros, con el fin de brindarles pruebas que respalden su estrategia. Cabe destacar que las evidencias aportadas por un detective falso, sin su correspondiente habilitación del Ministerio del Interior, no tienen validez alguna ante un Tribunal. Por eso, a la hora de contratar a un detective privado, es fundamental asegurarse de que cuenta con la Tarjeta de Identificación Personal (TIP) que lo acredita para ejercer.