Aunque hoy hay mucha más conciencia respecto a la violencia de género, este sigue siendo un problema latente en las sociedades humanas. El término aplica tanto para la aplicada contra hombres como contra mujeres, o miembros de la diversidad; sin embargo, es una realidad que las mujeres han sido uno de los focos de vulnerabilidad a lo largo de la historia. La violencia vicaria es un ejemplo de ello.

Nos referimos a un tipo de violencia no ejercida directamente sobre la mujer, sino sobre los que se asumen como seres más importantes: hijos e hijas. Por lo general, es perpetrada por el padre, haya o no una separación de por medio, pero se manifiesta de diferentes formas. Dada la importancia del tema, en Detectib no solo ofrecemos un equipo para abordar estos, sino también información para concienciar al público.

¿Qué es la violencia vicaria?

El término vicario alude a algo o alguien que ayuda o sustituye a otro en sus funciones. Con base en ello, podemos definir la violencia vicaria como aquella que ejerce un individuo a través de una persona interpuesta. Las mujeres son particularmente vulnerables a este tipo de agresiones por parte de sus parejas o ex parejas; para estos últimos, el objetivo es atacar a sus seres queridos para causar dolor a su víctima.

Los hijos suelen ser los focos principales en la violencia vicaria, pero la definición es un poco más amplia; por ende, otros familiares como los padres, hermanos e incluso amigos pueden figurar como objetivos. Sin embargo, se sabe que más de 1.6 millones de niños viven en hogares en los que reinan este tipo de agresiones; estos datos provienen de una encuesta realizada por el Ministerio de Igualdad publicada en 2020.

Señales de violencia vicaria

Pese a estar muy diferenciada entre las variantes de la violencia de género, la violencia vicaria se manifiesta de diferentes formas. El perpetrador no solo puede apuntar a causar daño psicológico, sino también físico; e incluso, en los casos más extremos, puede ocasionar la muerte de sus propios hijos. Por lo tanto, es importante aprender a identificar las señales más tempranas y más sutiles de agresión.

Aunque no es excluyente, los divorcios y las separaciones conflictivas suponen un factor de riesgo importante. La ex pareja y/o padre de los hijos puede considerar a su descendencia como una posesión; este suele ser un argumento común para aplicar la violencia vicaria y así mantenerlos consigo, o al menos, de su lado. De hecho, puede manipularlos al punto de hacer que ellos mismos maltraten y rechacen a su madre.

Sin embargo, los daños físicos también hacen presencia. Las primeras señales suelen hacerse evidentes en situaciones custodia compartida. Los niños pueden volver a casa de su madre con prendas rotas después de visitar a su padre; también pueden haber interrumpido algún tratamiento médico durante este período. Lamentablemente, en muchos casos puede ocurrir incluso asesinato.

En consecuencia, los niños pueden experimentar miedo o ansiedad; algunos podrían volverse agresivos. Asimismo, pueden empezar a desarrollar rechazo contra el padre, lo cual debe tomarse en cuenta en las investigaciones. Por esta razón, los expertos recomiendan no descartar la mínima señal de cambio de humor o de rechazo entre los menores. Esta podría ser una señal temprana de violencia vicaria.

¿Qué leyes contemplan la protección contra la violencia vicaria?

Lamentablemente, este tipo de violencia sigue siendo muy común. Y, a pesar de ello, la sociedad sigue desestimando su ocurrencia, por lo que muchos casos pasan desapercibidos. En muchos casos, el testimonio de las víctimas femeninas es rechazado y asociado con irresponsabilidad; mientras que la parte masculina recibe justificaciones por concepciones erradas sobre la maternidad y la paternidad.

La Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, aprobada en 2004, contempla este tipo de agresiones. Asimismo, desde 2017, el Pacto de Estado contra la contra la violencia de género lo abarca también. De manera similar, existen leyes de protección contra menores, como la Ley de la Infancia y la Adolescencia, publicada en el año 2015.

Ahora bien, aunque existen organismos y leyes encargados de ofrecer protección contra la violencia vicaria y abordar los casos, esto no es suficiente. Muchas veces, las familias o las amistades necesitan recursos externos para investigar estas situaciones y encontrar evidencia para acusar a los perpetradores. Para ello, también es válido contar con un detective privado. Detectib puede ayudar en estos casos también.